24 junio, 2008

gente y tiempo, todo en el contenedor

Acabo de tiraros a todos a la basura, acabo de acabar con todo. Eso es, acabo de acabar con todo.
He venido de Santiago con aires de novedad, quizás he venido con otros aires...no lo sé. El domingo, cuando venía en el tren camino a casa, y pasaba por las estaciones de siempre (Parque Polvoranca, La Serna, Fuenlabrada, Humanes...) a mí me parecía como si estuviera pasando por primera vez, y mi casa olía a "vuelta a casa". Tan solo habían sido dos días (frenéticos, eso sí) pero yo volvía con otros aires.
Así es.
Después de estabilizar mis neuronas un día en Madrid...y no parar en todo el día (por tanto, de estabilizar, poco) hoy he decidido hacer lo que hace tiempo temía.
Al fin he podido enfrentarme a mi trastero.
Ahora os reiréis y pensareis que cómo puede darme miedo un trastero, la parte que está pegada a mi habitación y que en realidad todavía no conozco...la parte que ninguno de vosotros ha visto (y el que haya entrado en él, que se sienta privilegiado...). Y ¿por qué?, porque cuando una etapa de mi vida terminó yo lo metí todo en cajas. El verano que acabé selectividad mis padres me dejaron venir a vivir a la buhardilla, y todo lo que habiá en mi pequeña habitación (Cómo cabían tantas cosas?) se vino conmigo, en cajas, al trastero.
Nunca había querido enfrentarme a ellas, no las había abierto...y hoy, por fin, lo he hecho.
y lo he tirado todo.
Siempre he temido padecer de amnesia, siempre me ha dado miedo olvidar, que en mi mente no quepa todo...y he descubierto cajas y cajas de pequeños tesoros que formaban montañas, y días y días de mi vida reflejados en chapas, entradas, servilletas, billetes, mecheros, partituras, apuntes, cuadernos, agendas.........cajas y cajas de recuerdos. todo a la basura.
He pensado que ya no tengo miedo a olvidar...he roto todo lo que me anclaba a otro tiempo y he decidido pensar en mí, de una puta vez.
Lo que recuerde mañana, mejor para mí, y lo que olvide, probablemente sea porque no era importante, pero yo no puedo ser un caracol y arrastrar en mi casita todos los cuadernos de mi infancia, porque...no me cabe todo.
Así que ahora hay hueco para todos los que vengan mañana, e incluso para alguno de los que se fueron, o está en el cubo y quiera volver a entrar...

Aún así, he de reconocer, que no soy tan dura...y sigo teniendo miedo. He guardado algunas cajas, todas las cartas de los campamentos, que no hacen daño a nadie, algunas servilletas y te quieros de gente realmente importante y especial, millones de partituras, mis libros de música, y una pipa que no va, pero es bonita.


Así que, voy a quitar todo lo que hay en la pared, los aires de nuevo traen nueva pintura a mi cuarto, una vez más...

No puedo parar de cambiar mi habitación, no puedo parar de seguir buscando...

Mi amiga M. la que sigue en mis cajones, mi cartera, mis cajas guardadas y mi pared, tiene un blog, lo pondré en mi lista.

2 comentarios:

María Arenas Olvera dijo...

Me ha gustado mucho esta entrada. Yo sé que llevamos mucho tiempo sin vernos y casi sin hablar, que nunca he ido a tus conciertos, que me olvido de tu cumpleaños... Pero aunque no te lo parezca, no me olvido de ti, siempre "te recuerdo, Amanda". Yo hace tiempo tiré todas esas cajas y sí, guardé la tuya, aunque una vez más no te lo parezca. Siempre serás la chica que me "miraba mal" en el instituto, a la que regalé una rosa de madera del mercadillo medieval de aquel año... ¡qué cosas!
Mua, mua!
* Y resulta que últimamente te veo en todas partes... el otro día por casi me acerco a una chica que se parecía a ti, pero me dí cuenta de que no eras tú porque no llevaba rastas... uuuuh!

Juanjo Ruiz Navarro dijo...

Al fin he podido enfrentarme a mi trastero
;)